viernes, 10 de agosto de 2007

2. LA PERSONA



De Oseas no sabemos el año en que nació ni el de su muerte. Tampoco conocemos el lugar de su nacimiento y su profesión. El libro sólo nos informa sobre el nombre del profeta, el de su padre (Beerí) y el de su esposa (Gómer). De este matrimonio nacieron tres hijos: dos niños y una niña, a los que puso nombres simbólicos: "Dios siembra" (Yezrael), "Incompadecida" (lo' ruhamâ), "No-pueblo-mío" (lo' `ammî).
Ese matrimonio comienza con una orden desconcertante: "Anda, toma una mujer prostituta y ten hijos bastardos..." Incluso en épocas tan liberales como la nuestra resultan chocantes estas palabras en boca de Dios. Imaginemos lo que pensarían antiguos exegetas más estrictos. ¿Cómo podía mandar Dios algo parecido? Sobre todo, sabiendo que Gómer terminaría engañando a Oseas, como dice el c.2.
Aún no repuestos del susto, el c.3 nos depara uno nuevo. El Señor vuelve a ordenar a Oseas: "Vete otra vez, ama a una mujer amante de otro y adúltera..." Obediente, busca a esa mujer innominada y la compra por quince pesos de plata y fanega y media de cebada. Luego la obliga a un celibato forzoso; no tendrá relaciones ni siquiera con su nuevo "marido".
¿A qué viene esta nueva mujer? ¿Es la misma de antes, que en el c.2 se dice que abandonó a su marido? Se comprende que el matrimonio de Oseas haya sido y sea motivo de interminables discusiones, que probablemente nunca encontrarán una solución satisfactoria[i].

Las principales teorías son:


1) Los tres primeros capítulos son pura ficción literaria, sin base alguna en la realidad.
2) Gómer era una prostituta y Oseas recibió realmente el encargo de casarse con ella y tener hijos de ella.
3) Gómer no era una prostituta, sino una muchacha normal, que más tarde fue infiel a Oseas y lo abandonó para irse con otro hombre.
4) Gómer no era prostituta ni fue infiel a Oseas; todo se debió a una mala interpretación de los discípulos del profeta.


De estas opiniones, la más probable parece la tercera: Gómer no era una prostituta, pero fue infiel a su marido y lo abandonó. Esta trágica experiencia matrimonial le sirvió a Oseas para comprender y expresar las relaciones entre Dios y su pueblo. Dios es el marido, Israel la esposa. Ésta ha sido infiel y lo ha abandonado para irse con otro (Baal) o con otros (Asiria y Egipto). Por eso, cuando habla de los pecados del pueblo los califica de "adulterio", "fornicación", "prostitución"; y cuando habla del amor de Dios lo concibe como un amor apasionado de esposo, pero de un esposo capaz de perdonarlo todo y de volver a comenzar.
Además de tener que soportar su tragedia matrimonial, Oseas chocó también con la oposición de sus oyentes, que lo tacharon de "necio" y "ridículo" (9,7); pero nadie le prohibió hablar, como a Amós.
Su actividad se desarrolló siempre en el Reino Norte, probablemente en Samaria, Betel y Guilgal. Aunque no sabemos dónde nació, debió de ser también en el norte, pues todas las ciudades que menciona son israelitas y nunca habla de Jerusalén ni de otras ciudades judías.
Sus últimos oráculos podemos fecharlos en el 725. No sabemos si marchó a Judá después de la caída de Samaria o antes de que asediasen la ciudad. En cualquier caso, su predicación fue pronto conocida en el Reino Sur, ya que allí se hizo la redacción definitiva del libro.
NOTAS

[i]. El comentario de Rudolph expone muy bien las distintas posturas. Véase también H. H. Rowley, "The Marriage of Hosea": BJRL 39 (1956) 200-233. Los capítulos 1-3 del libro de Oseas son un caballo de batalla para muchas feministas. Puede verse una lectura alternativa en Yvonne Sherwood, The Prostitute and the Prophet: Hosea's Marriage in Literary-Theoretical Perspective. JSOT SupplSer 212 (Sheffield 1996); Alice A. Keefe, Woman's Body and the Social Body in Hosea. JSOT SupplSer 338 (Londres 2001).

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